Los dados y los juegos de dados se encuentran entre las formas más antiguas de juego y han fascinado a la gente durante miles de años. Incluso en culturas antiguas como Egipto, Grecia y la India, los dados se utilizaban para jugar, con fines religiosos o para adivinar el futuro. El dado clásico suele tener forma cúbica con seis caras. Las caras suelen estar marcadas con números del uno al seis. Para ello se suelen utilizar puntos. Al lanzar los dados, el azar decide qué cara queda arriba. Esto le da al juego su atractivo

Los juegos de dados son tan populares porque son emocionantes e impredecibles. Tienen reglas sencillas. Cada tirada puede cambiar completamente el curso del juego. No se requieren grandes conocimientos previos ni habilidades estratégicas. Tanto niños como adultos pueden participar rápidamente. Los juegos de dados más conocidos son el «Kniffel» o el «Chicago». Sin embargo, muchos juegos de mesa modernos también integran los dados en su mecánica de juego. Ya sea para mover las piezas del juego o para determinar los resultados de las batallas.

Un atractivo especial de muchos juegos de dados reside en la mezcla de suerte y táctica. Aunque los dados a menudo determinan el resultado, en juegos como Kniffel o Chicago es importante manejar los números lanzados con sensatez, asumir riesgos o planificar con antelación. Esto mantiene el juego interesante, incluso durante muchas rondas.

Además de los clásicos dados de seis caras, también existen variantes con cuatro, ocho, diez, doce o incluso veinte caras. Especialmente en juegos de rol como «Dragones y Mazmorras». Estos amplían las posibilidades del juego y permiten mecánicas más complejas.

Los juegos de dados son sociables y fomentan la comprensión de los números. Son sencillos y divierten. Ya sea en una noche de juegos con amigos o como un pasatiempo rápido en el medio - un juego de dados es a menudo suficiente para proporcionar entretenimiento. La combinación de sencillez y emoción los convierte en un clásico intemporal en el mundo de los juegos